Por qué me vigilan si no soy nadie

ℹ️ Esta es una transcripción de la conferencia de Marta Peirano sobre la privacidad escritora de “El enemigo conoce el sistema”

Cometemos tres errores:

El primero es infravalorar la cantidad de información que producimos cada día. El segundo es despreciar el valor de esa información y el tercero es pensar que nuestro principal problema es una agencia distante y superpoderosa que se llama NSA.

Es verdad que la NSA tiene el mayor acceso, los mejores recursos las mejores herramientas, pero no les hace falta nada de eso para espiarnos a nosotros. Porque nosotros lo tenemos todo ahí, vivimos en casas de cristal.

Este es Malte Spitz:

Es miembro del partido verde alemán y en 2009 Malte le pidió a su compañía telefónica que le mandara todos los datos que tenía sobre él, y la Deutsche Telecom, que era su compañía le dijo que no.

Dos demandas más tarde, le mandaron un CD con un excel de 30.832 líneas, como Guerra y Paz pero tres veces. Este documento interminable comprende de entre septiembre de 2009 hasta febrero de 2010, tiene exactamente 6 meses, y no es casual: Tiene 6 meses porque en verano de 2008 la UE presentó la directiva de retención de datos donde se exige que cada compañía telefónica con más de diez mil clientes guarde los datos de todos sus clientes durante un mínimo de seis meses y un máximo de dos años.

A Malte le dieron 6 meses como diciendo: Esto es todo lo que tenemos porque nos obliga la ley, probablemente le deben un año y medio.

Entonces Malte, que no podía leer “máquina” se lo mandó a un semanario que a su vez contactó con una agencia de visualización de datos para hacer algo con esto. Entonces ellos cogieron estos datos de Deutsche Telecom y otros datos de Malte que eran públicos, por ejemplo de su cuenta de Twitter o de su blog.

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Y con esto hicieron este mapa que estáis viendo ahora que más que un mapa es como un diario automático y terrorífico de la vida de Malte: Podemos ver cuándo va en tren, que es lo que está haciendo ahora mismo, cuando se para, dónde se queda, cuando va, cómo va, cuándo va, cuanto tiempo está, cuanto está comiendo, cuando está durmiendo como ahora mismo, cuando coge un avión, quién le llama, cuanto tiempo le llaman, quién le manda mensajes, qué mensajes. Lo vemos todo. Esto está en la web y lo podéis ver.

El motivo por el que pasa esto es que Malte tiene un teléfono en el bolsillo que cada cinco minutos hace un ping a la antena que tenga más cerca y le dice “tienes algo para mí?, tengo algún correo? tengo algún mensaje de WhatsApp? ha pasado algo en el mundo?” Levantad la mano los que tenéis un teléfono en el bolsillo que hace lo mismo.

Entonces, nuestros teléfonos, cada cinco minutos están diciendo “estoy aquí, esto allí, ahora estoy aquí, oye que estoy aquí” y esto es lo que pasa. Y esto no tiene precedentes ,esto no lo teníamos antes, el equivalente directores esto que tenéis en la pantalla:

Esto es el perfil de una persona vigilada por la Stasi durante años. Es como una servilleta con 46 post-its que incluyen a su tía, el lechero, el cura de su parroquía.

Esto son cinco minutos en la vida de Malte Spitz:

Y esta información es automática y lo peor es que esto es solo la información sobre Malte, pero Malte está rodeado de gente como nosotros con teléfonos como el suyo que están produciendo la misma información y esa compañía los ve todos.

Esta es una foto de mi compañero Juan Luis Sánchez del 15 M.

Pero vamos a verla desde el punto de vista de las comunicaciones. Esta plaza está llena de móviles y con esos móviles podemos saber exactamente quién está en la plaza, casi como si pusiéramos un cordón alrededor, con nombres y apellidos, y no sólo sabemos cuándo han venido, de dónde han venido, con quién vienen, con quién se van, a quién llaman, lo sabemos todo sobre ellos. Sabemos incluso si están en un cuarto piso o están ahora en la plaza.

Esto es como ve esa foto un algoritmo de análisis de tráfico:

Y aquí ya empezamos a ver un poco cosas chulas: vemos que no toda la gente que está en la plaza es igual: Hay gente más importante que otra, entonces si tenemos controles sobre estas digamos telecomunicaciones, digamos sobre esta red, podemos hacer cosas como apagar los nodos de esta plaza. Es decir, aislar a las personas que reúnen a todos los demás de todos los demás. También podemos hacer lo que hizo el gobierno de Ukrania hace año y medio y mandarle un mensaje que diga: Queridos usuarios, ha sido usted registrado como participe en una manifestación ilegal masiva.

No nos comportamos igual cuando sabemos que nos vigilan. Desde Jeremy Ventham sabemos que la mejor manera de vigilar a una población es que no sepan cuando los estamos vigilando y cuando no. A Malte, en esos seis meses le estaban vigilando el 78 % del tiempo y estamos hablando solo de nuestros móviles, no estamos hablando ni de nuestros ordenadores ni de las cámaras que hay en las tiendas y en las calles y en los escaparates y en los aeropuertos y en los trenes y en donde quiera que estemos y que no vemos, no estamos hablando de los radares de las carreteras, que registran más que si nos pasamos de velocidad, no estamos hablando de lo que tenemos en la cartera: cuantos chips de identificación personal tenemos en la cartera? tenemos muchos: tenemos el uni, el carnet de conducir, el abono transporte, tenemos la tarjeta de crédito de débito de puntos.

La tarjeta de puntos del supermercado!: Hace veinte años la base de datos personal más grande del mundo no la tenía la NSA y no la tenía la Stasi pobrecita, la tenía Wallmart, la cadena de supermercados estadounidenses, por qué?

Porque cuando te dan una tarjeta de puntos, tu lo que estás diciendo es decirle a una empresa: quién eres, dónde vives, cuánto ganas, en qué te lo gastas, qué comes, cuantos hijos tienes, cuando te vas de vacaciones, cuando te pones enfermo y todo con la esperanza de que dentro de seis meses o dentro de un año te dan un tupper y no es distinto de lo que hacemos en la red, porque Deutsche Telecom es una empresa legítima y europea que tiene que obedecer la red de protección de datos, igual que telefónica. Telefónica aquí tiene que obedecer leyes de protección de datos, pero las empresas no es lo mismo con las empresas que nos hacen los móviles, que nos hacen los sistemas operativos, que nos ofrecen correos “gratuitos”, esas “apps” que nos bajamos y que nos piden permisos para un montón de cosas raras y decimos para algo lo querrán: lo quieren para venderlo!, para qué quiere Angry Birds tener acceso a tu GPS? Para hacer dinero!, a nuestros vigilantes no les importa que no seamos nadie. Que no seamos importantes, porque son algoritmos. No son personas. Y nuestro perfil es automático y existe aunque nadie lo mire, y el día en que alguien lo mire y te cambia la suerte, tu perfil, tu historial se convierte en tus antecedentes./ Puedes acabar atascado en el aeropuerto de uno de los 75 países dónde ser homosexual es ilegal o puedes acabar en un país donde echarle una foto a una farmacia de producción masiva desde el otro lado de la carretera es terrorismo, esto pasa en Estados Unidos. O puedes acabar en Siria donde le pegan tiros a la gente en la calle: activistas, periodistas. Especialmente puedes acabar en México DF donde los Zetas tienen acceso a la información de las telefónicas para ver quién contacta con la policía y cortarles la cabeza, hay mil maneras de estar en el sitio equivocado en el momento equivocado y a veces ni si quiera te tienes que mover.

En Holanda tenían un censo, y era un censo que incluía religiones. Con la mejor intención del mundo querían saber cuantos protestantes, cuantos católicos y cuantos judios tenían para saber cuanto dinero tenían que poner en cada comunidad en cada iglesia o sinagoga. Qué pasa? que cuando llegaron los Nazis ya tenían los deberes hechos solo el diez por ciento de los judios holandeses sobrevivieron a la segunda guerra mundial. Si esa base de datos no existiera, la cifra habría sido muy distinta.

Lo que quiero decir es que nuestro problema no es la NSA y no son los gobiernos corruptos, y no son las compañías ambiciosas que quieren vender nuestros datos y no son las personas malas y no tiene nada que ver ni con sus itenciones ni con sus malas intenciones. El problema es que la existencia misma de esa información nos hace vulnerables de maneras que no podemos ni anticipar ahora mismo. Tenemos que poner cortinas en nuestras casas: no podemos esperar a que nos las pongan por fuera. Tenemos que ponerlas ya.

Tenemos que empezar a usar criptografia en nuestros móviles, en nuestras comunicaciones en nuestros ordenadores. Empezar a pensarlo bien cada vez que alguien nos ofrece una tarjeta de puntos, decir “mmmm” no solo por nosotros, porque ademas este estado de vigilancia es una de las peores enferemedades que tiene una democracia. Así que os convido a llegar a casa, empezar a usar Tor y si alguien quiere ver lo que estáis haciendo, que pida una orden de registro.